miércoles, 9 de abril de 2014

Clavículas y sábanas, una historia de amor.

Tenía las claviculas mas bonitas que se habían visto nunca, tan suaves como una herida recien cicatrizada y punzantes como cualquier otro corazón hecho pedazos, ellas, que peinaban cada suspiro.
Tus clavículas clavadas en mi, que bien suena y que mal se pasa.
Podía enredarme en tus sábanas o en tu pelo, enrédarme como solo tú sabes y hacerlo mientras después paguemos cada pelea en la cama, debajo de las sabanas hasta por fin enradarME en TI que ahí ya me pierdo y no sé deshacer el lío que acabamos de montar entre yo, tú, y tus clavículas clavadas en mis sábanas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario